Llevo harto tiempo trabajando en varias ilustraciones para una revista. El desarrollo del proyecto ha sido largo y creo que por lo mismo últimamente he pensado mucho en el proceso que hay detrás de cada trabajo: desde concebir una idea, luego llevarla al papel como boceto para después verla transformarse en una ilustración terminada. En mi caso detrás de cada ilustración hay mucho trabajo, té y dibujos; infinitas vueltas de ideas en mi cabeza, procrastinaciones varias (que al final son formas de ganar tiempo para digerir esas ideas), muchas veces frustración y bloqueos antes de poder llevar una idea de mi cabeza al mundo físico y sentirme contenta o relativamente conforme con lo que terminó siendo.
Cuando estoy bloqueada es fundamental tomar aire, distraer la cabeza, salir a caminar, escuchar música con audífonos y respirar profundo; me hace bien buscar inspiración afuera, en la ciudad y lo que me rodea. Me gusta mucho salir a dibujar por ahí, en algún café, mi parque vecino o alguna plaza.
En fin, el tema da para mucho… Métodos y formas de hacer las cosas hay millones, tantos como personas en el mundo. Por lo mismo me parece muy importante detenerme un poco a pensar en los procesos creativos (tanto míos como de otros) y preguntarme por el origen de lo que después vemos. En los procesos encontramos la esencia de un autor, el por qué del resultado final, una forma de pensar y una visión. Finalmente, todo lo que hay detrás de una ilustración es casi tan valioso como el resultado en sí…
(Arriba una ilustración de las que estoy trabajando para la revista y su boceto de referencia)
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